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Andrés Uriel Gallego, un digno hijo de Marinilla

  • Tomado de http://www.marinilla-antioquia.gov.co/

    Cuando se lamenta el fallecimiento de un hombre digno de llamarse hijo de un pueblo, se lamenta la desaparición de un líder, al mismo tiempo que se considera en su totalidad el legado que entrega a aquellos que lo siguen aún después de su muerte.

  • Andrés Uriel Gallego Henao representó durante su vida, con dignidad y altura, el papel más importante que todos estamos llamados a desempeñar: el de llevar con altura un apellido, un título y un origen. En todas partes donde se lee sobre este Ingeniero Civil, se encuentra una referencia clara y digna a Marinilla como el seno del hogar que le dio la vida y que él siempre veneró, defendió y enalteció desde cada cargo, privado y público, que desempeñó con altura.

    Hay que reconocer que en el fundamento de la sociedad contemporánea se halla siempre la diferencia, el desencuentro: a Andrés Uriel la historia lo reconocerá por su figura de hombre íntegro, pero también por su papel en los cargos estatales en los que supo cristalizar las ideas de un gobierno y de un proyecto de país, por el que estuvo siempre dispuesto a ofrecer la confrontación de las ideas y cuya fidelidad llevó hasta los últimos momentos de su vida.

    Habrá pues quien lo reconozca por su firme convicción y habrá quién se lo reproche, pero nadie podrá negar que en ello se reconoce una de las más importantes cualidades de un líder: la lealtad a sus ideales, a sus convicciones y a su fe. En Andrés Uriel, en sus actuaciones y su discurso, siempre se distinguió una convicción clara, definida, un proyecto de país, un concepto de sociedad, una línea clara de actuación en favor del desarrollo descentralizado que beneficiar por igual a las regiones y las periferias.

    Al despedirnos de un digno hijo de Marinilla, entregamos a la tierra su cuerpo y a la memoria de las generaciones presentes y futuras, un ejemplo de altura, fidelidad y compromiso con su tierra. Que su familia reciba la paz y el regocijo de haber dado a la Patria un hombre que entregó su vida, sin escatimarla, a su pueblo.

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